Subscribe:

16 noviembre 2011

Sacrificio

No siempre todas las decisiones que toma uno son por su bien. A veces, nos sacrificamos por los demás sin importar el precio que hay que pagar por ello. Un familiar, un amigo, una pareja, cualquiera puede ser el que necesite de nuestro sacrificio. En esos momentos, es cuando valoras a esa persona, cuestionas lo que tienes y echas cuentas; analizas los pros y los contras de todo y decides que el sacrificio es grande, pero el resultado puede ser mayor y más beneficioso. Un sacrificio conlleva un compromiso, algo que sabes que debes cumplir cueste lo que cueste, un esfuerzo que durará el tiempo que tenga que durar, de manera no definida. Durante ese compromiso, las fuerzas flaquean, hay momentos de debilidad en los que piensas que no vale la pena ese esfuerzo, que no es para ti o incluso que no quieres seguir sufriendo. Es entonces cuando miras a la persona por la que lo haces, y le ves sonreir y ser feliz, y ahí es donde las fuerzas te vuelven multiplicadas por diez. Porque eso es lo que te empujó a dar ese paso, a tomar esa decisión, a hacer ese sacrificio. Así que te levantas, te sacudes el polvo y vuelves al cuadrilátero a seguir luchado. Sabes que seguirás aguantando golpes uno detrás de otro, pero no importa, porque la campana del final del combate no ha sonado y puedes llegar a ganar.

Nunca se hace nada en bano, nada que implique esfuerzo es inútil. Y aquí sigo, aguantando los golpes, esperando que caiga mi contrincante o suene la última campana.

0 comentarios: