Subscribe:

29 agosto 2011

Amada soledad, mi compañera y amiga.

Quizá porque mi niñez quedó jugando en la playa
y ahora que soy adulto, solo pienso en jugar
y en no querer madrugar por no dejar que se vaya;
amargas son las palabras que a mis oídos hacen llegar.

Que si no soy lo que se esperaba, que me quedé corto al volar,
que todo esfuerzo es en vano, que solo me queda llorar,
que lentamente me muero, que ya no doy para más;
que más dará lo que digan cuando alcancé mi final.

Ya no hay más manos amigas, ni hombro en donde llorar.
¿Quién te dará los consejos que nunca supiste escuchar?
Agradecer es sencillo, mas cuesta mucho de hacer
¿Qué harás ahora en mi ausencia cuando te empiece a doler?

Habéis querido pudrir lo que ha habido siempre en mí,
habéis querido cambiar lo que era parte de mí.
Habéis logrado apartar a todo el mundo de mí,
hacerme ruin y mezquino, vil, amargado y senil.

Y que en mis treinta inviernos curtidos, marcados a fuego en mi piel,
me siento ya muy cansado de aguantar tanta hiel,
que os pagaré agradecido, con lo que supe guardar
de todas vuestras monedas; ahora sabréis la verdad.

Ni vuestros actos ni palabras han conseguido cambiar
ni un gramo mi alma, ni a mi voz callar,
y seguiré gritando al alba, aunque me muera gritando,
pues seré siempre yo mismo, aunque entre todos me estéis matando.

Quisisteis cambiarme y lo habéis logrado,
pero no falléis en el juicio, yo seguiré siendo el mismo
solo ha mutado mi trato a todo aquel del camino
que ahora atrás he dejado buscando siempre mi sino.

Y ya no hay rutas, ni valles ni rios
que nublar mi vista consigan
yo seguiré mi camino
ahora que vuestros días terminan.